Las pioneras de la crítica cinematográfica
- Aroa Oriza Rubio
- 13 jun
- 5 Min. de lectura
En un ámbito tradicionalmente dominado por hombres, son numerosas las mujeres, con aportes significativos que también se han dedicado a la escritura sobre cine.

Cuando pensamos en críticas de cine y TV, es imposible no mencionar a voces como Pepa Blanes, Elsa Fernández-Santos, Desirée de la Fez, Gaby Meza o la influencer americana Zoe Rose Bryant. Desde los años 20, la crítica cinematográfica ha sido un terreno dominado por hombres, al igual que el periodismo y el cine. Por eso, es clave reconocer a las mujeres pioneras que abrieron camino y hoy inspiran a quienes escriben sobre películas y series.
Orígenes (años 20-40)
En el Hollywood del cine mudo y temprano sonoro surgieron columnistas pioneras que mezclaron la crónica social con el comentario fílmico. Es el caso de la estadounidense Louella Parsons (1881-1972). Parsons no fue la primera periodista de sociedad, pero fue “la pionera en convertir la divulgación de la vida de los famosos en un fenómeno de masas”. En su apogeo sus columnas se leían en 700 periódicos, llegando a unos 20 millones de lectores. Gracias a su influencia —como primera columnista dedicada al cine en EE. UU—, la vida privada de los actores se convirtió en parte del espectáculo cinematográfico mundial.
Louella no fue la única pionera que se desenvolvía en los círculos del columnismo cinematográfico. Hedda Hopper (1885-1966), ex actriz reconvertida en columnista, asumió la titánica tarea de rivalizar con Parsons. A partir de 1938 su columna “Hedda Hopper’s Hollywood” en el Los Angeles Times multiplicó su alcance: en los años cincuenta aparecía en 85 diarios distintos y llegaba a más de 32 millones de lectores. Con sus extravagantes sombreros y su estilo virulento, Hopper difundía noticias cargadas de indiscreciones (muchas veces exageradas) sobre las estrellas.

Además de Hedda y Louella, el nombre de Irene Thirer también ganó relevancia. Aunque no fue una de las primeras críticas, aportó una innovación que perdura hasta nuestros días. En 1925 Thirer —que había trabajado como periodista en el New York Daily News— formó parte del equipo que desarrolló el sistema de puntuación por estrellas para las reseñas cinematográficas. Ese método calificaba las películas de 0 a 3 estrellas. Así, la valoración de un filme ya no quedó reservada solo a las palabras. Un número de estrellas resumía su calidad de manera inmediata.
Edad de oro (años 50 - 70)
Durante las décadas de 1950 a 1970 florecieron importantes críticas en medios de alto perfil. En Estados Unidos, Pauline Kael (1919-2001) se convirtió en una de las voces más influyentes. Criticó películas para The New Yorker de 1968 a 1991 y ha sido descrita como “una de las críticas cinematográficas estadounidenses más influyentes de su época”. Con su estilo mordaz, ingenioso y altamente personal, Kael revalorizó la pasión por el cine y apoyó a cineastas emergentes del “Nuevo Hollywood” (como Coppola o Altman) cuando estaban en sus inicios.
Otra figura clave fue la británica Penelope Gilliatt (1932-1993), escritora y crítica de cine. Gilliatt trabajó en The Observer (1961-1967) y en 1967 comenzó a alternar la columna de crítica de cine en The New Yorker con Pauline Kael. Sus reseñas eran reconocidas por su estilo evocador cercano a la prosa poética. Gilliatt, que también obtuvo un Óscar al mejor guion adaptado por A Thousand Clowns, ofrecía una perspectiva diferente a la de Kael.

En España, la crítica cinematográfica comercial tuvo un resurgir tardío, especialmente después de los años setenta. Un caso reseñable es Cayetana Guillén Cuervo (n. 1969). Actriz de formación, durante los años 90 se consagró como periodista de cine en TVE: fue presentadora de programas culturales como Versión Española y Días de cine, espacios donde comentaba estrenos nacionales e internacionales y entrevistaba a autores cinematográficos.
Crítica feminista (años 70-90)
En los años setenta y ochenta la crítica cinematográfica incorporó explícitamente perspectivas de género. La británica Laura Mulvey (n. 1941) revolucionó el análisis con su influyente ensayo “Visual Pleasure and Narrative Cinema” (1975). En él introdujo el concepto de “mirada masculina”, mostrando cómo el cine clásico de Hollywood solía objetivar a las mujeres como fantasía para el espectador masculino. Mulvey demostró que el acto de mirar en la pantalla no es neutral; al invertir la “mirada”, puso en evidencia que las mujeres en el cine son a menudo pasivas para el placer visual.

Un elemento clave de la crítica contemporánea ha sido el análisis del cine queer. B. Ruby Rich (EE. UU., 1946) es periodista y académica que trabaja con cine independiente, documental y queer. En 1992 acuñó el término “New Queer Cinema" para describir una ola de películas LGTBI emergentes (de cineastas como Todd Haynes, Gregg Araki o Jennie Livingston) que irrumpieron con propuestas provocadoras. Rich argumentó que estos cineastas usaban estéticas radicales y humor irreverente para confrontar la homofobia y reflexionar sobre la epidemia de SIDA.
En España, la crítica con enfoque de género ha encontrado defensoras dedicadas. María Castejón Leorza es historiadora y crítica especializada en temas de género y cine. Doctora en Historia, es autora del libro Fotogramas de género. Representaciones de feminidades y masculinidades en el cine español (1977-1989) en el cual analiza cómo se construyen en el cine español los roles masculinos y femeninos tras la dictadura.
Panorama contemporáneo (2000-2020)
En el siglo XXI, la crítica cinematográfica escrita por mujeres ha vivido una auténtica expansión gracias a los nuevos formatos digitales. Voces como las de Pepa Blanes, Elsa Fernández-Santos o Desirée de Fez en España, y figuras internacionales como Zoë Rose Bryant o Gaby Meza, han logrado conectar con públicos diversos mediante podcasts, redes sociales, vídeoensayos y canales de YouTube. Estas críticas abordan desde blockbusters hasta cine independiente, pasando por el terror, el cine queer o las series. Su lenguaje cercano, especializado y accesible ha renovado el interés por la crítica cinematográfica, sobre todo entre los más jóvenes.

Cada una de estas profesionales aporta una mirada única: Blanes vincula el cine con la realidad social; Fernández-Santos combina rigor y reflexión en la prensa tradicional; De Fez explora con profundidad el cine fantástico y de terror; Bryant introduce una mirada queer y trans en el análisis fílmico; y Meza democratiza la crítica desde el mundo digital latinoamericano. Juntas configuran una generación que no solo analiza el cine, sino que también transforma la manera en que lo pensamos, lo debatimos y lo consumimos. Representan la consolidación de una crítica plural, viva y en constante evolución, que debe tanto a las pioneras del siglo XX como a la revolución tecnológica del XXI.
En resumen, lo que comenzó como una práctica marginal o asociada al cotilleo ha evolucionado hacia un discurso riguroso y plural, capaz de cuestionar el poder de las imágenes, los estereotipos de género y las estructuras de la industria audiovisual. Mirar al pasado no es un gesto nostálgico: es reconocer que muchas de las preguntas que hoy nos hacemos ya comenzaron a formularse hace décadas, y que la historia de la crítica también se escribe con nombre de mujer.
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