Yorgos Lánthimos y su surrealismo crítico
- Joaquín Pérez García

- hace 13 horas
- 5 Min. de lectura
¿Loco, genio incomprendido o ambas?
Yorgos Lánthimos es un reconocido y original director y guionista de cine griego, y, a la espera de su nueva película Bugonia (protagonizada una vez más por Emma Stone y Jesse Plemons), he querido detenerme en él y hablar un poco sobre lo que ha estado creando durante toda su carrera y qué nos quiere decir con sus obras, o, al menos, lo que entiendo yo.

Yorgos Lánthimos crea historias diferentes, bizarras, que nos hacen sentir incómodos en muchas ocasiones y que nos hacen reír y gritar en muchas otras. Estas van desde una desbocada y salvaje trama de la madurez en un mundo exagerado y lleno de deseo y dolor (Pobres Criaturas); pasando por una familia que se enfrenta a una gran decisión derivada de una vengativa maldición (El sacrificio de un ciervo sagrado) o la historia de un hombre que debe encontrar pareja antes de ser convertido en un animal (La langosta); hasta el conflicto entre dos sirvientas por el favor de la reina en la época victoriana (La favorita), entre otras. Cada una de sus películas son un mundo, pero aquello que más llama la atención es la forma en que las cuenta.

Sus personajes son extraños, en ocasiones parecen tratar de ser humanos, pero no lo consiguen, manteniéndose ajenos a nosotros o al mundo que les rodea. Esta deshumanización es también una forma de ridiculizar sus comportamientos, o exagerar la apatía o la frialdad con la que reaccionamos a ciertas situaciones. Hay veces que parecen incumplir el principio de la empatía (con el cual sentimos con ellos y los acompañamos en sus infortunios), como en La langosta, Alps, Kinds of Kindness o Canino, pero Yorgos consigue compensarlo con el humor o con un fuerte deseo que les mueva a hacer lo que hacen.

Al igual que los personajes, los lugares y los ambientes de los que se rodean tan solo podrían venir de una imaginación tan rocambolesca como la suya. En Poor Things, todos y cada uno de los escenarios que se muestran, así como recreaciones de ciudades como París, Alejandría o Lisboa, están confeccionados y construidos al más mínimo detalle para exagerar y decorar la percepción que la protagonista tiene sobre el mundo una vez sale al exterior. En Canino, por otro lado, toda la película se desarrolla en una casa con un gran jardín, puesto que los hijos de la familia no pueden salir de esta, y todo lo que ven y saben está condicionado por lo que los padres les han enseñado; es así como creen que los aviones son de juguete o que las flores amarillas se llaman “zombies”. El entorno que rodea las historias de Yorgos está minuciosamente diseñado para que muestren y complementen la perspectiva y el imaginario de los personajes a los que seguimos en la persecución de sus deseos.

La música también contribuye enormemente a su construcción de estados emocionales, con sonidos estridentes y repetitivos como en ciertos momentos en La Favorita o Poor things, u otros más melódicos en La Langosta, que aún así generan una gran oposición con las imágenes que contemplamos. Otros recursos que nos hacen sentirnos incómodos o que nos llevan exactamente a donde el director ese son la utilización de focos angulares u ojos de pez para alterar la percepción espacial del plano y que lo veamos todo un poco más distorsionado
de lo normal… ¿Quién se iba a esperar ver a través de un ojo de pez el laboratorio de un científico loco o el palacio de la reina de Inglaterra en el siglo XVIII? Sin embargo, suelen estar ubicados en los puntos de inflexión de las escenas o en las presentaciones de los espacios y cuentan con cierta justificación, además de una composición bastante cuidada.

A pesar de tener una desarrollada percepción de la belleza, a Yorgos Lánthimos también le gusta mostrarnos cosas desagradables, violencia visual, escenas sexuales muy explícitas o incluso algo de gore. Una vez más, esto se hace con la intención de hacernos sentir incómodos, deshumanizar en mayor grado a los personajes o mostrar la decrepitud, lo incestuoso, la degradación o la corrupción humana desde un ángulo aún más cercano, con tal de exponerlo en todo su esplendor. Sin embargo, casi todas estas escenas también tienen un componente humorístico muy importante, banalizando lo obsceno y lo visceral hasta puntos absolutamente ridículos.
Por todo esto ya mencionado, las películas de nuestro querido director griego tienen un tono surrealista muy importante, ya que los personajes están un poco locos y eso hace que todo su mundo se comporte de una forma tan impredecible como ellos mismos. Los ambientes son irreales, o incluso utópicos (como en La Langosta, una sociedad que te obliga a tener pareja o te convertirá en un animal cualquiera). Continuamente nos estamos preguntando “¿Por qué hace eso?”, “¿Qué quiere decir con esas palabras?”, “¿Qué clase de lugar es este?”, para al ir entendiéndolo todo poco a poco y acabar aplaudiendo ante lo sublime que puede venir de algo tan absurdo y surreal como los vestuarios, los diálogos, los personajes o las calles que inventa el bueno de Yorgos.

Como todo buen cine cargado de ambigüedad interpretativa y símbolos, su cine es también bastante crítico. Contiene fuertes críticas a la naturaleza humana y a su debilidad e ineptitud cuando tiene que tomar una decisión, como vemos en El sacrificio de un ciervo sagrado o La langosta; a la apatía de los hombres superficiales y movidos por el deseo y la avaricia (Poor Things); el peligro del adoctrinamiento y la ignorancia (Canino); o la dependencia extrema de algunas personas a otras hasta el punto de abandonar totalmente cualquier resquicio de amor propio (Kinds of Kindness, La Favorita, Alps). Si bien es cierto que en ocasiones lanza un mensaje bastante desesperanzador al final, cuando todas las preguntas se responden, pero esto no es más que su visión sobre la humanidad, en la que, como podréis comprobar, no cree muchísimo.
Yorgos Lánthimos ya tiene varios Oscars, Baftas y Globos de Oro, entre otros grandes premios cinematográficos, y su reconocimiento a nivel mundial no deja de crecer. Ya ha trabajado con Emma Stone en sus últimas tres películas (La Favorita, Poor Things y Kinds of Kindness), y es ella la que protagoniza la siguiente: Bugonia, la cual se estrena en cines en España el próximo 7 de noviembre y estamos deseando ver.

Este director es diferente, original, y, si me preguntan, un genio, y creo que, aunque cueste entender algunas cosas que nos quiere transmitir por su excéntrico estilo, todos debemos darle una oportunidad y tratar de profundizar en lo que dice. Es precisamente su enrevesada y atrevida visión de nuestra propia humanidad lo que le hace merecer la pena, pues… ¿Quién mejor que un artista para ayudarnos a ser críticos con nosotros mismos y exponer nuestros miedos, deseos, vulnerabilidades y preguntas sobre quiénes somos?




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