Año triste para los eurofans españoles: España dice "no" a Eurovisión 2026
- María Martínez

- hace 6 horas
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Ya es oficial. España no se presenta a Eurovisión en su 70º aniversario. Esto es una decisión sin precedentes: baja por primera vez desde que empezamos a participar en el festival en 1961
Hace unos meses publicaba un artículo analizando las tensiones políticas en la edición de 2025, que estuvo marcada por la censura y por el polémico segundo puesto de Israel gracias al televoto, que parecía un blanqueo por parte de los europeos de las acciones del gobierno israelí en Gaza. El debate de si Israel debía poder participar en el festival con lo que estaba ocurriendo en Palestina ya se abrió el año pasado, pero la complejidad del asunto hizo que no se tomaran medidas concluyentes.
Tras esta edición anómala en la que se estaba más pendiente de lo que pasaba fuera del escenario que encima de él, muchos países ya aseguraron que no estarían en 2026 si Israel seguía en el concurso. Al contrario de lo que ocurrió con Rusia, que fue expulsada del certamen un día después de dar comienzo la invasión, aquí la postura de los países europeos está lejos de ser unánime.
La decisión de sacar a Israel del festival es complicada. Primero, porque a Europa le conviene llevarse bien con Israel. Segundo, porque como en todo en esta vida, el que paga manda. E Israel, en Eurovisión, paga mucho. De hecho, como principal patrocinador con Moroccanoil, tiene más peso incluso que los propios miembros del Big Five. Posiblemente por esto la UER no haya querido exponerse a una votación de todos los países específicamente sobre la participación de Israel, y haya optado por desviar la atención con algunas reformas menores en el sistema de votación para intentar limitar prácticas fraudulentas. Así, se lava las manos y deja a cada país la posibilidad de no presentarse al certamen.

Ante la singularidad de la situación, se decidió conceder un plazo más amplio de lo normal para que los potenciales participantes confirmaran o no su presencia el 16 de mayo de 2026 en Viena. Este concluyó el 15 de diciembre.
España no es el único país que ha decidido poner la ética antes que la música. Islandia, Países Bajos, Irlanda y Eslovenia tampoco estarán en Austria este 2026. Eso sí, la situación de España es especialmente llamativa porque es el único de los miembros del Big Five que se ha negado a acudir. Ninguno de estos países se presentará al festival, y tampoco lo emitirá.
Esto, indudablemente, supondrá pérdidas de millones de euros para la organización, que la UER pretende tapar con los regresos de Bulgaria, Rumanía y Moldavia.
Pero aun así es menos gravoso que una hipotética baja de Israel. Porque, a parte de perder al principal patrocinador, son varios los países que estaban en la postura exactamente contraria: si no está Israel, nosotros tampoco.
Este es el caso de Alemania, Suiza y el anfitrión, Austria, si bien es cierto que el intérprete que le dio la victoria al país en 2025 ha decidido desligarse por completo del festival en estas condiciones y ha devuelto el trofeo para mostrar públicamente su rechazo con la decisión de permitir la participación de Israel un año más.
Otros países, como Francia e Italia, han defendido que se trata de un festival de música al que han contribuido desde sus inicios y del que Israel es una parte fundamental. Por tanto, dicen que no van a apoyar lo que consideran “un boicot”.
Llama particularmente la atención que Bélgica no figure en la lista de bajas, pues el año pasado cortó la emisión durante la actuación del país en cuestión. Debo decir que cuando se planteó la posibilidad de no estar en Eurovisión el año que viene si estaba Israel entre los participantes, no pensaba que fuese a llegar la sangre al río. En los últimos meses, España, parece haberse convertido en el abanderado de las causas perdidas. Ha conseguido que lo señalen, y no precisamente para bien, los gobiernos de Israel y de Estados Unidos. Un récord del que, con toda seguridad, el Gobierno se siente muy orgulloso.

En un momento en el que, desde el punto de vista diplomático, España está quedando cada vez más rezagada en la UE, hay que plantearse hasta qué punto puede uno permitirse llamar la atención más de lo estrictamente necesario. Es cierto que Eurovisión es un formato que funciona muy bien en España y sustituir su efecto es mucho más costoso que participar en él, por lo que hasta cierto punto la renuncia se puede considerar una medida efectiva para condenar la situación.
Pero seamos sinceros, la medida no deja de ser simbólica para todo el revuelo que hay en torno al tema. Sobre todo cuando, después del alto al fuego, parece que nos hemos cansado de hablar de Palestina. O que no queremos hablar de las ejecuciones públicas de Hamás en el territorio de Gaza.
Y sí, ya sé que mucha gente dirá que los valores tienen que estar antes que la política. Completamente de acuerdo. Pero con este tipo de decisiones hay que ir con mucho cuidado, porque la línea entre ser valiente y parecer oportunista es extremadamente fina. ¿Dónde están los valores, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2026? ¿Y en el Mundial de Fútbol 2026? Porque de esos RTVE sí que ha comprado los derechos. Si bien Israel ha terminado por no clasificarse en este último, estas negociaciones tienen lugar mucho antes de conocerse la resolución definitiva y, por tanto, era factible que Israel participase en la competición.
Independientemente de esto y entendiendo por completo la decisión de España de no participar este año, es triste ver cómo un festival que surgió precisamente para acercar posturas y unir a los países tras las Guerras Mundiales bajo el paraguas de la música ahora está causando este cisma dentro de la UER.
Un día que debería ser de celebración ha acabado convertido en lo de siempre: un instrumento que uno y otro bando utilizan para defender su mensaje político. La UER intenta mirar para otro lado y transmitir tranquilidad, intentando aferrarse al lema que mantienen desde 2023: “United by music”.
Pero la verdad, va siendo hora de asumir que este lema ha fracasado. Este mensaje ahora mismo está completamente vacío. Hoy por hoy Eurovisión no une con la música. No lo ha conseguido. Hoy, le pese a quien le pese, Eurovisión separa, y es por culpa de la política.




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