La Nueva Vanguardia y Claudio Montana
- Roberto Sánchez
- 5 dic 2024
- 8 Min. de lectura
La genialidad detrás de la música urbana y la necesidad de un espacio de debate musical
La Vanguardia, movimiento artístico, filosófico y, en definitiva (y como todo) un movimiento cultural, cultivado a lo largo del siglo XX y con una gran influencia en el arte y la estética desde su inicio hasta nuestros días. Los movimientos de Vanguardia en el arte han tenido muchas transformaciones y han sido muy diversos, normalmente, además, ligados a círculos de artistas e intelectuales con unas actitudes muy marcadas y en entornos bastante heterogéneos.
Normalmente, la Vanguardia se asocia con lo nuevo y revolucionario, con aquello que resalte formas fuera de lo tradicional y que quiere marcar una lejanía con esto (como digo, generalmente). Esto hace que se aleje del mainstream y nos lleve a cuadros de experiencia muy alejados y que pueden dar un vuelco a la forma de ver el mundo, desde un enfoque incluso cosmológico. El mundo del revés e incluso desconocido, de repente.
Pues bien, hoy nos encontramos en el siglo XXI (y el autor, en concreto en el viernes, 29 de noviembre de 2024, a las 18:13 en Madrid), donde las Vanguardias son ecos del pasado pertenecientes a una era en la que el arte no presentaba tantas barreras como hoy, a pesar de ser un entorno mucho más democrático, en lo que respecta al acceso a los materiales artísticos y culturales. Sin embargo, tendemos a ver como en los inicios de las vanguardias las expresiones eran libres y muy basadas en filosofías deconstruccionistas y novedosas, al igual que ciencias incipientes como el psicoanálisis, alejándose de la tradición y las ciencias de la naturaleza (aunque siempre bien cerquita de estas).
Estos entornos se crearon por gente de un status por lo general de clase alta, gente con un acceso que en aquel entonces era muy limitado, aunque menos limitado que en el siglo XIX. Es más, en el siglo XIX es cuando empieza a ocurrir el abaratamiento de costes en los materiales de arte, que incitan a nuevos autores a crear y difundir su obra. Y de esta forma, de un modo casi poéticamente dialéctico, los artistas del siglo XX empezaron a cumplir profecías romanticistas, propias del siglo XVIII, pero dando un vuelco en el sujeto de las historias. El artista frustrado bohemio reunía los caracteres del burgués romántico, que se suicida por amor, pero en el caso del primero es en un piso enano de París o de cualquier capital del arte y en vez de morir en un palacio por pistolas de pólvora como el joven Werther, lo hacen alrededor de suciedad y facturas sin pagar, junto a los materiales que tratan de dar un sustento a estos y que, a pesar de la genialidad de su arte, se quedan en el olvido para ser recuperados más tarde. De esta historia romántica dialéctica se ponen en museos las obras de estos artistas martirizados y provocan que el “aura” que desprenden llegue al espectador, demostrando su lejanía y su cercanía al mismo tiempo.
De esta historia renace la vanguardia cada cierto tiempo, en nuevas formas y nuevos dialectos, y, gracias a Dios (o al dios de elección del lector), con menos eventos trágicos. Este es el caso del artista emergente madrileño Claudio Montana, que está al frente de la música urbana mostrando sonidos que evocan; sonidos que resuenan con la mente de los oyentes. Claudio nos presenta una obra muy reducida, pero con un gran trasfondo, una profundidad que es rica por el conocimiento de este en el arte y, en fin, en la cultura.

Claudio cuenta en la plataforma Spotify con varios singles y un EP con 3 canciones, IVM TAPE. Además, puede encontrarse, con un poco de gana, un EP que no se encuentra en esta plataforma, y tiene el nombre de Chez moi, de 2019, cuyas canciones tienen mucho fondo y nos ofrecen otro vistazo a un diamante escondido del rap actual. Aparte de esto, se puede encontrar en otra plataforma de música, Soundcloud varias canciones que son de bastantes años más atrás pero que tienen valor en lo referente a la formación del artista. Junto a esto ha participado en distintos proyectos con artistas emergentes como L’Haine o Diego 900, entre otros de mucho valor artístico.
Claudio Montana se nos presenta por su música como un artista madrileño que no vive de la música, y lo deja patente en sus letras, como en su tema 55 rayuelas. Estas nos presentan un Madrid frío y oscuro, pero a la vez muy cálido, como llegar a casa después de una larga jornada de estudio en la biblioteca por la tarde, o un trabajo muy exigente en invierno, llegando al calor del hogar. Es así como sienta el escalofrío sonoro del artista que tratamos, que hace estremecer con su mezcla de rap poético y lleno de sentimiento junto a parcelas instrumentales, que ocupan gran parte de sus canciones.
Claudio Montana refiere a temas como la soledad, el amor perdido y el no correspondido, la rabia y la supervivencia por llegar a fin de mes en la metrópolis y sus alrededores desde el punto de vista de un joven con muchas aspiraciones en el mundo del arte. Junto a ello trae una crítica a la sociedad capitalista, como es visible a partir de la interpretación de ciertas letras, como es en el caso de Madrid & Dólares, donde expresa:
Cerdos y diamantes, perlas y gofres
Las monedas en la mano del pobre
Es breve esta cita, pero no se necesita mucho más para extraer de ella una interpretación congruente. Parece ser casi inconexa la forma en que lo plantea y que no parece tener más sentido que el placer estético que trate de evocar a través de la rima asonante. Pero dentro de esta letra se puede observar cómo evoca una imagen en la lectura conjunta de los versos, como trataba de hacer la vanguardia del siglo XX, expresar imágenes y conceptos a través de símbolos inconexos (un gran ejemplo serían las obras de Kandinsky, que son partituras vivas fuera de pentagramas, atendiendo únicamente al sonido).
En estos versos Claudio Montana alude a varias cosas al mismo tiempo. Por “Cerdos y diamantes” nos quiere llevar a dos referencias distintas. En primer lugar, la película Snatch: cerdos y diamantes, del director Guy Ritchie, que se basa en el seguimiento de un diamante que pasa de mano en mano por diversas circunstancias. La referencia a los cerdos es precisamente por la caracterización de los personajes, a los que podríamos entender como cerdos y, por supuesto, a un personaje que se relaciona con los cerdos por tener varios animales de este tipo.
Luego, una segunda referencia es más bien histórica y simbolista, la de los cerdos como representación de la burguesía en los círculos de la izquierda del siglo XX y cuya representación satírica llega hasta la actualidad en muchos casos, siendo los diamantes una representación del lujo inútil, del coste altísimo por un objeto que no representa ninguna utilidad y cuyo valor reside en el estrato social de los compradores y el ritual que estos significan para unas “elites” sociales.
Por otro lado, y continuando con la segunda interpretación del anterior verso, “perlas y gofres” hace referencia a la conocida película Desayuno con diamantes, que cuenta con la gran actriz Audrey Hepburn. Esta relación con los diamantes es obvia si aceptamos la anterior interpretación, aceptándola como una crítica a la comodidad burguesa y a la creación de ciertos arquetipos modernos.
Además, contamos con el segundo verso: “Las monedas en la mano del pobre”. Este verso es clave, y completa la imagen que se quiere dar, la de la desigualdad económica que existe en un mundo de aparente bonanza económica, donde todo parece individualizarse y tiene a olvidar a los colectivos débiles y desprotegidos. La imagen que quiere evocar es muy clara y cotidiana para aquel que cruce con regularidad las calles de Madrid, los vagabundos, pidiendo dinero frente a escaparates que presentan el consumismo, gente que necesita el dinero en su mano, necesita “las monedas”, y se presentan frente a escaparates donde la gente gasta por gastar. La moneda, de repente, se transforma en algo más difícil de dar y un negocio sin beneficio ante la posibilidad de comprar un “diamante”, que puede ser una televisión a la que no se prestará atención, un tocadiscos que jamás albergará ningún disco en rotación, un abrigo nuevo que pasará de moda y jamás será puesto por alguien o un ordenador de altísimo coste y funcionalidad para hacer tablas de Excel en el Corte Inglés de la calle Preciados o en el Fnac justo en frente. El consumismo no parece difícil, pero ayudar o tan siquiera entender y empatizar sí.
Esto parece ser a lo que referencia aquí Claudio, como imagen evocada por su lenguaje y su voz rasgada, que transmite una sensibilidad y un ver más allá que hace sentir un no-sé-qué.

Continuando con esto, es importante recalcar la referencia a T.W.Adorno, un filósofo alemán de reconocida fama en el mundo de la estética, o la filosofía del arte, y la política. Esto aparece en la canción antes mencionada 55 rayuelas, mediante la cual nos da a ver el conocimiento del artista sobre la propia Vanguardia, donde expresa lo siguiente de forma fragmentaria: “modernidad y cristal”. De nuevo, de carácter breve, referencia a un texto de André Breton (que si no recuerdo mal era de título Nadja), donde exponía la necesidad del arte moderno de ser transparente, como una casa de cristal y hasta cierto punto exhibicionista. La referencia alude a esto y a un análisis materialista del mismo muy unido a las explicaciones que Walter Benjamin daba sobre el mismo texto en “El surrealismo: la última instantánea de la inteligencia europea”. La conexión era la amistad que unía a los filósofos Adorno y Benjamin bajo la Escuela de Frankfurt, mediante lo cual se aprecia el conocimiento en esta área por parte de Claudio.
También aquí, es importante resaltar el significado de la arquitectura, como se desprende de la canción nombrada antes, Madrid & Dólares, que, tras el verso antes mencionado, dice lo siguiente:
Y hay arquitectos muertos en edificios redondos
Un verso muy breve pero que podemos relacionar con el texto de Bretón anteriormente mencionado, que nos trae a acordarnos de la arquitectura, y del artista muerto mientras su obra se erige en viveza con un fin social, pues el “edificio redondo” parece aludir al característico Ruedo de Madrid, el edificio al lado de la M-30, en Moratalaz.
Estas referencias sirven para constatar el profundo conocimiento que Claudio Montana nos presenta y que hace palpable la suerte de ímpetu de nueva vanguardia que viene a ofrecernos, y que debe tomarse de ejemplo, como una forma de no solo tener la música como un entretenimiento, sino un espacio común en el que compartir ideas, inquietudes e incluso sentimientos que nos evoca la propia realidad y vida de cada uno.
Music is endless, me pareció leer alguna vez, y es algo que se me quedó grabado, pues es infinita la forma en la que este medio puede traernos impresiones y creencias, cosa que la Nueva Vanguardia que parece ofrecernos Claudio quiere despuntar y quitar el monopolio a la música sin un fondo intelectual, igualmente necesaria, pero que quita el puesto al debate y a la oposición de ideas dentro del mundo musical. De esta forma la innovación puede florecer, y dar voz a voces que parecen debilitadas por “lo que vende”. Como digo, igualmente necesario, pero también en un monopolio que no deja ver la genialidad detrás de los músicos y el debate que podría nacer de una disciplina artística, como es el don de la Musa, la música.
Ojos negros de Marina
Todo lo que te decía
Niños ricos en tu casa
Venden flores en la mía
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