Qatar: el nuevo gran mediador internacional
- David Sánchez Esteban
- 4 dic 2023
- 4 Min. de lectura
¿Cómo es posible que un país del tamaño de Asturias y menos de 3 millones de habitantes se haya convertido en una de las figuras claves de la mediación internacional?
Situado en el Golfo Pérsico, este diminuto país tan solo cuenta con unos 50 años de independencia, ya que no fue hasta 1971 cuando dejó de ser un protectorado británico. Tras ello se estableció un emirato gobernado por la familia Al Thani, la cual lleva al mando del país durante todo este tiempo, convirtiendo a Qatar de un país cuya economía se basaba en el comercio de perlas en uno de los países más influyentes del Golfo.
La respuesta a este rápido crecimiento económico va ligada principalmente al gas, el cual constituye un 60% de sus exportaciones anuales. No es este el único recurso valioso con el que cuenta la península, ya que al producir una media de 850 mil barriles al día también se ha convertido en un importante productor de petróleo, cuyo destino final suele ser India o China.
Sin embargo, Qatar no se ha limitado a enriquecerse con el oro negro, sino que ha aprovechado su posición para ganar peso en el tablero internacional adoptando un papel de país mediador en diferentes conflictos. Esta actitud es la que lo convirtió en sede de la Copa del Mundo de 2022 y en el responsable de las recientes negociaciones entre Israel y Hamás para la liberación de rehenes. Pero ¿cómo ha sido el camino para llegar hasta aquí?

Para poder entenderlo es necesario presentar al emir Hamad Bin Khalifa al Thani, quien llegó al poder qatarí en 1995 tras derrocar a su padre en un golpe no violento. Con su llegada al trono la política estatal dio un giro de 360º, buscando alejarse de la dependencia de su vecino saudí para ganarse su propio espacio en el terreno internacional.
Parte de este cambio se logró debido al aumento en el desarrollo de extracción del gas licuado, llegando a ser en la actualidad el mayor productor a nivel mundial. A su vez, el emir Hamad fundó la compañía Qatar Airways, así como el canal de televisión Al Jazeera, el cual se ha convertido en la voz del mundo árabe en la actualidad.
A través de una sutil diplomacia, Qatar se ha ido abriendo paso entre la jungla de las relaciones internacionales para llegar a ser un país capaz de albergar la mayor base aérea estadounidense en Oriente Medio al mismo tiempo que mantiene un diálogo abierto con Irán, China o Rusia. Todo ello lo ha conseguido a través del soft power, es decir, influyendo en terceros países a través de la diplomacia o la imagen que busca proyectar el país.
La influencia qatarí se vio proyectada durante la Primavera Árabe con el apoyo del medio Al Jazeera a las revueltas que se estaban produciendo, lo cual no fue del agrado de varios países árabes. Por otra parte, Qatar también ha actuado como un actor clave dentro del conflicto existente entre Arabia Saudí, país de mayoría sunita, e Irán, región chiita por referencia. Esta postura de neutralidad ha sido la que le ha permitido ser capaz de mantener buenas relaciones con ambas potencias.
No solo eso, sino que este pequeño emirato ha actuado como intermediario en las negociaciones del Acuerdo Nuclear entre EEUU e Irán en 2015 o en el intercambio de prisioneros entre ambos países. Yemen, Líbano o Afganistán son otros escenarios en donde Qatar también ha estado presente, dialogando con las partes implicadas en los conflictos para llegar a diversos acuerdos.
Sin embargo, no todo han sido éxito y buenas relaciones para la pequeña península arábiga, y es que entre 2017 y 2021 Qatar se vio sometido a un bloqueo impuesto por varios de sus vecinos del Golfo Pérsico, liderados por la figura de Arabia Saudí. Con el cierre de la frontera saudí Qatar se vio completamente aislado por tierra, creando un puente aéreo que uniera Doha con Europa, Irán o países asiáticos.
Este bloqueo, en el cual también participaron Egipto, Emiratos Árabes Unidos o Bahréin se produjo debido a una serie de factores. El primero de ellos fue el apoyo qatarí a los Hermanos Musulmanes, organización islamista considerada como grupo terrorista por varios Estados, entre ellos Egipto. Asimismo, el diálogo con Irán tampoco era del agrado del resto de países sunitas, así como el apoyo de Al Jazeera a las Primaveras Árabes.

Este bloqueo supuso la salida de Qatar de la OPEP, así como la solicitud de ayuda a organizaciones como la OMC o el Tribunal Internacional de Justicia. Finalmente, todo esto llegó a su fin en 2021 gracias a la mediación de Kuwait o EEUU entre otros.
En la actualidad, Qatar se trata del principal mediador en el conflicto palestino-israelí, llegando a acuerdos como el intercambio de prisioneros que se está produciendo entre Hamás e Israel. El emirato qatarí siempre ha sido un defensor de la causa Palestina, así como de Hamás. Es necesario recordar que esta organización palestina, designada como grupo terrorista por numerosos estados, cuenta con una oficina política en Doha. A su vez, Qatar envía anualmente grandes sumas de dinero destinadas a mantener el funcionamiento de Gaza.
Pero ¿qué gana Qatar con todos estos actos de mediación? No podemos limitarnos a ofrecer una única respuesta, sin embargo, gracias a su músculo económico Qatar ha conseguido ganar peso internacional con estas acciones, posicionándose como un actor de relevancia dentro del Golfo Pérsico.
A su vez, mediante las acciones de soft power ha buscado limpiar su imagen de cara al exterior, organizando eventos como el Gran Premio de Fórmula 1, Moto GP o el reciente Mundial de Fútbol. Sin embargo, no se puede olvidar que The Guardian ha estimado en 6500 el número de trabajadores fallecidos durante la construcción de estadios o que la sharía, es decir, la ley islámica, sigue rigiendo a la sociedad qatarí.
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