Los domingos: familia, amor y fe
- Joaquín Pérez García

- 23 nov
- 3 Min. de lectura
“Ainara tiene un dolor muy grande, y eso le hace especial… pero a la vez muy vulnerable”
Los domingos es una película española escrita y dirigida por Alauda Ruiz de Azúa, que cuenta la historia de una chica de 17 años que, en lugar de querer entrar en la universidad, como parece ser animada por su familia, decide ser una monja de clausura para consagrar su vida al servicio a Dios. A raíz de esto observamos las distintas reacciones de la gente que le quiere, no muy católica, pero generalmente respetuosa con las creencias de Ainara, nuestra protagonista.

Se plantea un gran dilema por esta misma situación: ¿debemos dejar que una niña decida a qué se va a dedicar el resto de su vida sin haber conocido otras realidades antes? ¿Puede ser que el amor a lo divino le llene antes que estudiar una carrera o conocer gente y lugares? ¿Podemos saber a una edad tan temprana cuál es nuestra vocación y dejar todo atrás por ello? ¿Debemos respetar una decisión como esta y dejar a una niña que renuncie a su vida anterior?
La sociedad moderna parece posicionarse de la siguiente manera: siendo tan joven, una chica debe estudiar, ver mundo, conocer personas y culturas y no encerrarse en un convento en el que sólo conocerá las mismas cuatro paredes por el resto de su vida. Lo que se cuestiona aquí es que, si eso es lo que puede hacerle sentirse feliz, en paz y plena, ¿por qué íbamos a privarle de ello? ¿Sería más libre si le hacemos conocer otras cosas antes, o si es capaz de seguir lo que ella cree que dice su corazón? No voy a ser yo el que lo responda, eso ya depende de cada uno, pero subjetivamente creo que a los 17 años una persona está demasiado sesgada de sí misma y del mundo como para adquirir un compromiso tan grande, como puede ser firmar un contrato laboral por muchos años o casarse.
El amor se ofrece como solución a prácticamente todos los problemas, desde la familia y desde uno mismo, y como la única certeza que tenemos en un mundo tan incierto que no nos deja saber cuál sería la mejor opción ante las oportunidades que se nos presentan cada día.
Por otro lado, la religión también se plantea como la manera que Ainara tiene para compensar un vacío muy grande que dejó la muerte de su madre, lo que también la hace más susceptible de poder ser manipulada y convencida para aceptar una doctrina por necesidad y, posteriormente, dependencia.


A nivel cinematográfico y narrativo, la película tiene un ritmo muy bueno, jugando con la música (coral), el diálogo y los silencios, tan significativos como las palabras. Solemos estar bastante cerca de los personajes, para contemplar sus expresiones y las intervenciones que les van posicionando en un lugar u otro de la cuestión. Blanca Soroa (Ainara), la cual no es actriz, y Patricia López Arnaiz (Maite, la tía de la protagonista), están brillantes e interpretan a sus personajes con bastante sensibilidad y profundidad, con los cuales podemos empatizar bastante ya que tenemos bastante claro cuáles son sus objetivos desde el principio. Tiene unas escenas bastante interesantes en las que los personajes tratan de comprender o aproximarse bien al entendimiento que tiene el otro sobre lo que es la fe o lo que es Dios, que no nos hacen ver otra cosa que, aunque, según una de las monjas de clausura, “Dios solo hay uno”, se percibe de una forma diferente depende la mente que intente comprenderlo.
Los domingos trata del amor, de la familia, de nuestras creencias, de todo aquello que se pasa por nuestra cabeza a la hora de tomar una decisión, de la fortaleza de la voluntad y de los obstáculos que te impiden vivir la vida que quieres y de aquella gente que simplemente quiere que te tomes un tiempo para tomar una decisión que cambie el transcurso de tu vida demasiado pronto. Es un relato sensible, que acepta bastante ambigüedad interpretativa y que merece ser vista por gente de todo tipo, simple y llanamente para que admitamos una nueva realidad y que cambiemos de punto de vista para enriquecer el nuestro.




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