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El cine que (no) pudo ser

El 31 de octubre se presentaron en la filmoteca española tres cortometrajes inéditos del cantaor y actor Miguel de Molina.


El pasado 31 de octubre, mientras la festividad de Halloween era celebrada por muchos, un pequeño grupo de personas se reunían para contemplar una parte de la historia cinematográfica que había sido enterrada.


En la filmoteca española, situada en el antiguo Cine Doré, se exhibían, por primera vez desde la dictadura franquista, tres cortometrajes protagonizados por el cantaor y actor Miguel de Molina.


Miguel de Molina. Fuente: Fundación Miguel de Molina

Miguel de Molina fue uno de los artistas del siglo XX que más ha marcado la historia musical de España. Con sus famosas blusas cautivó a toda una audiencia que aguardaba en silencio cuando comenzaba a cantar sus coplas. El cantaor malagueño pasó por una infancia de pobreza en la Andalucía profunda, a viajar por toda España durante su carrera como artista, para finalmente ser exiliado a Argentina y México para comenzar su ocupación artística desde cero. En Buenos Aires vivió el resto de su vida entre teatros, artistas y música, con algunos retornos a España, pero siendo la ciudad argentina su verdadero hogar. Desde 1993 sus restos descansan en el Panteón de los Actores en el Cementerio de la Chacarita en la capital argentina.


Volviendo al Madrid del siglo XXI, en la filmoteca española se presentaron tres cortometrajes del artista por parte del cineasta Santiago Lomas, figura clave en el proceso de recuperación del archivo fílmico español, y Pablo López, programador de la Filmoteca española. Titulados "Manolo Reyes", "Chuflillas" y "Luna de Sangre", los cortometrajes fueron censurados durante la dictadura y se presentaron de forma inédita en el cine Doré. Estos, estrenados todos ellos en 1944, relatan tres historias sobre amor, desamor, comedia, drama y mucho, pero que mucho cante. Las coplas cantadas por los distintos personajes a los que interpreta el actor son dignas de ser escuchadas con la más plena atención y hacen de la experiencia una única que pone los pelos de punta.


En los cortometrajes, Manuel de Molina interpreta a un hombre heterosexual, e incluso mujeriego en algunos casos, todo lo contrario a cómo fue él. Su orientación sexual fue uno de los motivos que le llevaron al exilio en Latinoamérica en plena dictadura franquista, tachado además de republicano y comunista. Estas acusaciones le valieron una paliza que le dejó a las puertas de la muerte, pero que afortudamente no las llegó a cruzar hasta casi 60 años después.


Santiago Lomas y Pablo López en la presentación de "El cine que (no) pudo ser". Fuente: Jaime Luján.

Este evento cierra el ciclo "A la contra y desde abajo: disidencias sexuales y de género en el cine español entre los años (1969 - 1983)" presentado por la Filmoteca española y exhibido entre los meses de septiembre y octubre. El ciclo muestra proyecciones y presentaciones de las piezas más relevantes de la cinematografía española que consiguieron atravesar el veto a la cultura queer durante el último período de la dictadura española y los primeros años de la democracia.


Durante este ciclo se presentaron películas divididas en cinco bloques temáticos: "El espacio público, manifestaciones y purpurina"; "Divas, camp, subcultura homosexual"; "Desacoples lesbianos"; "Universos trans" y "Deseos fuera de territorio". Algunas películas estuvieron acompañadas de presentaciones o música en directo que dieron a estas piezas cinematográficas un aspecto mucho más trascendental y una mayor visibilización. Este cine soterrado da ahora una vuelta de tuerca y pone en valor a todos aquellos que fuero censurados, exiliados y condenados durante muchos años y que finalmente pueden ver la luz con sus obras.



España está recuperando poco a poco todo el archivo fílmico que se ha ido perdiendo, ya sea por su censura o su deterioro, gracias al trabajo de Centro de Conservación y Restauración de Fondos Fílmicos Carlos Saura (CCR) perteneciente a la Filmoteca Española. Desde los tres departamentos del centro (colecciones, documentación y conservación) se trata todo tipo de piezas cinematográficas españolas y se evita que estas caigan víctimas del olvido. Así, el patrimonio audiovisual español, que cada vez crece más, puede ser puesto en valor por todo su impacto que ha tenido, tiene y tendrá.

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