El socialismo azul
- Ariana Magnani Belova
- 3 feb
- 4 Min. de lectura
Pese a la existencia de diversos pensamientos ideológicos, principios económicos más reveladores que otros, inversiones de grandes sumas de dinero en deteriorar a los ciudadanos de a pie (aquí no distinguimos entre bandos) y discursos desemejantes, no presenciamos ninguna «oposición». No obstante, constantemente intentan entrar en carrera para obtener el primer puesto; de la mano

Podemos pues, comenzar por las primeras impresiones, con grandes discursos carismáticos como los de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que a simple vista cualquiera de nosotros podría aplaudir, observamos que tras criticar propuestas de antagónicos, sus votaciones son a favor de estas. Existe aún el sentimiento de que Ayuso es el verso suelto del Partido Popular, sin embargo, es un elemento de discusión. Podríamos hacer una comparación con Emiliano García-Page del Partido Socialista, que dedica discursos en contra de lo que hace el partido a nivel nacional, pero siguen afiliados a este mismo cumpliendo las mismas doctrinas políticas; es, simplemente, una distracción para el votante del PP o el PSOE.
Analizando los presupuestos de la Comunidad de Madrid, vemos qué hace el Partido Popular cuando gobierna con las «manos libres», con mayoría absoluta: las mismas partidas que aprueba el Partido Socialista. No hay imprudencia colaboradora, mismas subvenciones a los sindicatos, contribuciones a ONGs, mismo gasto en ideología de género, agenda 2030, inmigración ilegal (gasto totalmente descontrolado), derroche político a asesores, direcciones generales o consejerías. Cabe destacar la cobardía por parte de Ayuso por no enfrentar a Feijóo o, al menos, mostrar cierta crítica a sus pactos con Sánchez como el del Consejo General del Poder Judicial (según Ayuso, un mal menor), en relación al reparto de inmigrantes ilegales por toda España, o a la coalición en Bruselas entre el Partido Popular y el Socialista. Proviene así el apodo de «derecha cómplice», ya que son partícipes de que la izquierda avance constantemente imponiendo su agenda ideológica; ley de memoria democrática, leyes totalitarias, sus pactos con Junts o leyes Woke introducidas en todas las instituciones, colegios y universidades.
Por otro lado, es difícil que esta información llegue a los ciudadanos y ciudadanas; la Comunidad de Madrid gestiona hoy, en el año 2025, 27 millones de euros en publicidad institucional, que representa un gasto muy relevante de los presupuestos de la comunidad autónoma. Con lo cual, el mensaje directamente se propaga desde la sede de Génova o desde Miguel Ángel Rodríguez. Representa un mensaje pervertido e interesado donde los medios dejan de ser libres.
Así pues, podríamos tratar que ahora la separación entre derecha o izquierda no existe. La dicotomía está entre partidos globalistas y partidos patriotas; partidos estatistas, que defienden los privilegios de partidos políticos y reparto de sillones y, por otro lado, defensores de necesidades reales de la ciudadanía. Pues llegan normativas a los ayuntamientos sobre restricciones e intervenciones que, desde Bruselas, unos burócratas que nadie conoce nos obligan a implantarlas. Mientras, los problemas de la población se olvidan con este traspaso de competencias de unos a otros.

En contraste, cuando en la Secretaría de Madrid desde otros partidos se llevan medidas y propuestas, como hacer la prueba de edad a todos esos menores extranjeros no acompañados, el Partido Popular de Madrid vota en contra de realizar tal acción a todos aquellos que están siendo financiados con dinero público en la Comunidad de Madrid. Sin embargo, el Partido Popular de Valencia y de Baleares votaron a favor de la propuesta. Encontramos en el portal de transparencia una nueva publicación de contrato: 6.000 euros por cada plaza de menor acogido en Madrid, añadimos 24.000.000 de euros para construir un centro de protección de menores en Fuenlabrada, 100.000 euros para la promoción de la igualdad de las mujeres en el norte de marruecos y, desde el Boletín Oficial de la comunidad de Madrid, 19.000.000 de euros para proyectos de cooperación en Marruecos financiados por la presidencia de Ayuso. Y estos mensajes son precisamente los que hacen que muchos inmigrantes se lancen al mar Mediterráneo y pierdan su vida, los que atraen la inmigración ilegal descontrolada.
Cuando el Partido Popular habla de bajar impuestos, no se da como solución reducir el gasto político, el gasto superfluo, el dispendio innecesario de los presupuestos. Es una falacia absoluta. Sobre los presupuestos que se destinan al gobierno social; las viviendas que se deben construir para aquellos que tienen posibilidades más escasas, han construido en las dos legislaturas aproximadamente un 4% de lo propuesto, enlazando con que Ayuso prometió 25.000 viviendas en el año 2019, de las cuales solo ha construido 2.500. Por lo que, las recetas han fracasado, y allí donde se han intentado aplicar han generado una reducción de la oferta de vivienda (aumentando su precio). Rechazando, eso sí, la liberalización del suelo que no esté medioambientalmente protegido y aquel suelo que muchos ayuntamientos tienen retenido y no quieren sacar al mercado; tampoco les interesa reducir el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y actos públicos documentados, eliminar el IVA para la compra de la primera vivienda, entre otras mejoras. Mientras tanto, se incentiva fiscalmente a todos aquellos inversores extranjeros que deseen comprar en Madrid, se niega seguridad jurídica a los propietarios, favoreciendo que las viviendas sean ocupadas (gracias, por ejemplo, a la ley de vivienda aprobada en el Congreso de los Diputados). Resaltar, la modificación en el año 2015 por parte del Partido Popular del Código Penal para convertir el delito de ocupación como una infracción leve, teniendo hoy en día una pena de entre 3 a 6 meses de multa.
Y sobre esto, tanto el Partido Popular como el Partido Socialista hacen oídos sordos, ya que forman parte de la misma agenda. Debemos tener en cuenta que, a día de hoy, se ha desvanecido aquella antigua rivalidad entre estos dos partidos, quedando fusionados en uno solo. Al mismo tiempo, se desentiende la urgencia de la búsqueda de soluciones a problemas nacionales, quedando en segundo plano mientras el gobierno se beneficia de aquellas insuficiencias a nivel ciudadano.
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