El superhombre en el cine
- Jaime Sobreviela Gracia

- hace 2 días
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El superhombre del filósofo Nietzsche ha sido un tema recurrente en el cine durante años, no de una forma literal, pero se han creado varios personajes e historias que recuerdan mucho a sus teorías nihilistas y “revolucionarias”. El problema es que se ha malentendido el objetivo de Nietzsche con su superhombre, ya que todos los personajes vanagloriados con este título en realidad se han quedado a medias de lo que Nietzsche llamaba las tres transformaciones del alma: El camello, el león y el niño.
Existen varios ejemplos en el cine para entender esta teoría filosófica de Nietzsche, gracias a personajes conocidos internacionalmente que expresan muy bien la ruptura de valores que Nietzsche veía necesaria, pero los cuales se han idealizado de una forma negativa. Estos personajes sumidos en el nihilismo no demuestran el fin total que Nietzsche creía necesario con su teoría, el cual se basa en su última transformación del alma, el niño creador que consigue alcanzar la figura del superhombre.
El camello
Comenzando con la figura del camello, igual la más fácil de comprender, está el personaje Truman Burbank de la película El show de Truman (1998).

Al igual que “el camello” de Nietzsche, Truman se presenta como un personaje que sigue el principio del “tu debes”, una obediencia ciega e ignorante ante los valores tradicionales que Nietzsche criticaba. Truman vive en una sociedad artificial, la cuál este no cuestiona ni confronta, sino que sigue los valores de obediencia y sacrificio de la sociedad rebaño.
Debes sonreír, debes comportarte, debes pensar en los demás antes que en ti mismo, debes trabajar duro durante toda tu vida porque es tu deber. El hecho de que en esta película la sociedad sea falsa, demuestra cómo esta forma de pensar promovida por la religión durante años es solo una construcción social, la cual al igual que Truman al final de la película, podemos elegir si vivir o no. Truman consigue romper con estos valores tradicionales, al igual que en Matrix, Neo elige tomar la pastilla roja y vivir fuera de este mundo de sumisión, un mundo lleno de “camellos” cargando con lastre creyendo que en una siguiente vida todo será mejor.
El león
“Dios ha muerto”, la famosa frase de la filosofía de Nietzsche, que quiere reflejar la muerte y destrucción de estos antiguos valores de sumisión. El claro ejemplo de esta transformación destructiva dentro del cine es “Tyler Durden” de la película Fight Club (1999). Personaje al que muchos proclaman como el “Superhombre”, pero el cual está muy lejos de conseguir serlo.

Tyler Durden es la literal encarnación del león nietzscheano, alguien cansado de los antiguos valores de sumisión y que pretende destruirlos en un acto de rebeldía. Él mismo deja ver esto en la escena del “accidente de coche”, donde explica al narrador que la única forma de ser libre es estar apunto de perderlo todo. Una crítica directa al capitalismo, pero también a los valores de obediencia y trabajo que este capitalismo y mundo presentan. Con este accidente Tyler simbólicamente “mata a Dios”. Él es símbolo de rebeldía, es el león que se crea para romper con todo lo anterior. Puede parecer un superhombre, alguien libre, alguien que parece haber aprendido a vivir conforme al eterno retorno, pero todo esto no es así. A pesar de su actitud osada y “libre”, Tyler se sume en el mismo nihilismo que Nietzsche comentaba que surgiría cuando se rompieran con los valores antiguos, pero no se crearán unos nuevos. Es cierto que un Tyler Durden es necesario, el mismo Nietzsche dice en Así habló Zaratustra que “Debes tener caos dentro de ti para dar a luz a una estrella danzante.”, el problema es que este se deja llevar por el “Yo quiero”, y convierte su rebelión en una violencia autodestructiva, no para crear nuevos valores, sino por el simple hecho de ver el mundo arder. Tyler sería un nihilista activo, ya que no se sumerge en el ideal de “nada tiene sentido, todo da igual”, sino en “como nada importa, puedo destruir y crear de nuevo”, pero Nietzsche veía este pensamiento como una fase que dirigiera al superhombre, y en cambio Tyler se queda atrapado en esta ideología destructiva. Irónicamente, y ligado a una gran malinterpretación del superhombre de Nietzsche, Tyler se convierte en un nuevo Dios, ya que a pesar de que sus ideales vayan en contra de la obediencia, él mismo ordena y pone su figura como el líder del club.
El niño
Por último, la figura “del niño” creador, el cual no destruye ni lucha contra ningún sistema, simplemente “juega” con la existencia, creando pequeñas fantasías con su inocencia. El ejemplo perfecto es Amélie Poulain de la película Le fabuleux destin d’Amélie Poulain (2001).

Amélie es la representación de la voluntad de poder, pasa del “yo debo” y del “yo quiero” y simplemente juega. Utiliza su imaginación para ver el mundo de una forma lúdica, juega con los objetos y con las cosas en su entorno. Al comienzo de la película se le ve algo “reprimida”, haciendo referencia a esas cargas que lleva “el camello”, pero ella se revela a su manera, no de una forma destructiva como Tyler Durden, sino lúdica e inocente. Ella consigue crear sus propios valores y no dejarse llevar por los autoimpuestos por la sociedad. Es la definición de vivir conforme al eterno retorno, y vivir la vida de tal forma que quisieras volver a repetirla. Supera su nihilismo y timidez para vivir y apreciar las pequeñas cosas de la vida. Su visión del mundo es infantil, ella inventa y siente, no por un fin específico sino por diversión. Amélie encarna lo que Nietzsche entendería como el “superhombre”, creadora de sus propios valores, los cuales se basan en amar y tener pasión por la vida y no de odiarla y sentir resentimiento ante nuestros impulsos vitales.
Mientras Truman obedecía ignorantemente lo que la sociedad le había impuesto como lo correcto, Tyler Durden destruía todos los valores de la sociedad. Amélie simplemente ignora estos valores, vive en su mundo, sin resentimiento y lleno de pasión.




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