top of page

El trabajo más importante del mundo

¿Por qué demonizamos los trabajos más importantes? ¿Porque no se puede estudiar humanidades sin que alguien te diga que vas a acabar trabajando como cajero del Mercadona trabajo que, por cierto, es igual de respetable que cualquier otro o peor debajo de un puente? Si las humanidades, como su nombre lo indica, es lo más humano que hay. Y ya ni siquiera solo humanidades; la medicina, la experimentación, el arte… Ahora pensamos todos que queremos trabajar en lo que de más dinero, en lo que de más prestigio, y entonces estamos perdiendo todo lo esencial.

Cajera del Mercadona
Cajera del Mercadona

Cuando pienso en que me gustaría hacer, nunca, nunca diría “Me apetece tanto trabajar en una oficina diez horas al día, haciendo cosas que, sinceramente, ni me aportan a mi, ni le aportan a nadie.” Porque los trabajos de hoy en día son invenciones para hacer, hacer, hacer y ganar, ganar ganar. Porque obviamente es mejor tener millones de consultores (¿que consultan? Buena pregunta) que tener buenos profesores. Con lo importantes que son los profesores. Diría yo que es el trabajo más importante. Son la base de la sociedad. Son los pilares de todo el conocimiento. Un buen profesor marca la diferencia entre saber leer bien, saber contar, sumar, restar, multiplicar, dividir, entre saber escribir, argumentar y analizar. Pero no solo eso, los profesores van mucho más allá. Un artesano es, o era, un profesor, entusiasta de mantener su tradición viva. Un padre es un profesor, que enseña a sobrevivir y a amar.

Artesano
Artesano

Todo se mueve tan rápido que ya ni vale la pena que los profesores sean buenos, aunque sigue habiendo profesores que les apasiona lo que hacen, ni existe el amor por aprender. Porque mejor estudiar economía y trabajar en un banco, tener dinero y mantener una familia, para la que, por cierto, en todo ese barullo, ya no tienes tiempo de enseñarle nada, no tienes tiempo de ver a tu familia crecer, ni tienes ganas de que fomenten nada que no pueda ser monetizado, que estudiar filosofía y morirte de hambre.

Lo más trágico que nos ha pasado a la sociedad ha sido la pérdida del arte, la pérdida de amar lo simple, la pérdida de hacer las cosas con paciencia, con cariño y con cuidado. La paciencia ya no existe, y el arte mucho me temo que tampoco. Es muy triste pensar esto, pero ya nada se hace para disfrutar sin más. Las cosas ya no se hacen de buena calidad con intención de que duren, para que tengas que estar constantemente comprando, arreglando, reemplazando. Antes, se fomentaba el arte para el disfrute del público, se construían edificios para apreciar la destreza, se cantaba para mantener las historias vivas, se pintaba para documentar, se experimentaba para descubrir. De todo eso ¿que nos queda? ¿Experimentar? Sí, pero para ganar premios y conseguir dinero. ¿Construir? Si, pero para ganar premios y conseguir dinero. ¿Cantar? Si, pero para ganar premios y conseguir dinero. Y pintar, que sigue siendo una manera de expresarse, ahora es algo masivo, y debe, obviamente, hacerse para conseguir dinero.

Cuando te hacen la pregunta “¿Si el dinero no importara que te gustaría hacer?”, se te puede venir a la cabeza muchas cosas; trabajar en una biblioteca, rodeado de silencio, sabiduría y tiempo; trabajar en un colegio, enseñando a niños de cinco años los colores del arcoiris y los sonidos de los animales; abrir una floristería donde siempre huela bien, escribir un libro de 1000 páginas, o de 70, tener un canal de radio, ser cocinero, restaurar cuadros, ser bailarín profesional, actuar, hacer cerámica, coser, descubrir lugares nuevos…cosas que antes eran profesiones y que ahora han sido degradadas a hobbies. De modo que hay que compaginar el trabajo que te alimenta el cuerpo con el que te alimenta el alma, en vez de que uno solo cumpla estas dos funciones. Esta pregunta es tan triste, porque muestra que seguimos siendo humanos, que seguimos teniendo la necesidad de crear, y que buscamos las cosas que nos hagan sentirnos completos. Más triste todavía es tener una respuesta, un sueño que sabes que te haría feliz y que muchas veces tienes que dejar atrás porque es innegable la necesidad de tener dinero con el que sobrevivir.

El otro día, hablando con mis amigos dije “Si todo sale mal, me gustaría abrir una pastelería, aunque en realidad, siempre he querido abrir una pastelería.” ¿Se puede saber a qué esperas? ¿Por qué todo tiene que salir mal para que abras tu pastelería? ¿Por qué los trabajos más importantes tienen que ser nuestro último recurso? ¿Por qué parece que ya nadie quiere ser feliz?

Pastelería
Pastelería

bottom of page