Las manos atadas y la bandera bien alta
- Juan Javier Chacón Galiano

- 9 nov
- 3 Min. de lectura
En las últimas décadas, la política de Puerto Rico ha sido víctima de abusos por parte de un gobierno públicamente corrupto de la mano de otro al que no le importa en lo absoluto y que no atiende a las necesidades de un pueblo abandonado
Las recientes acciones del gobierno estadounidense en el caribe, bajo el manto de excusas contra el narcotráfico, han dado a conocer el poco interés que tiene el mismo por conocer la opinión de las personas nativas de la Isla del Encanto.
Es algo ya normal para los puertorriqueños ser foco de las maniobras militares del ejército americano, sin embargo, es algo inaudito que a pesar de ser por ley ciudadanos de los EEUU, no puedan tomar decisiones tan relevantes como si es de su agrado, o no, que haya movimientos militares de gran importancia a escasos kilómetros de áreas residenciales e incluso turísticas.

La movilización del ejército, está permitida bajo el brazo de la constitución, sin embargo, el descontento general de la isla bebe del remordimiento de sucesos catastróficos como el del llamado Huracán María en el año 2017, donde un pueblo que apenas tuvo ayudas, conoció de primera mano cómo vivían aquellas personas que en la isla habitaban antes de la llegada de los primeros colonos: sin luz, sin recursos de primera necesidad y a la vera del frío y la lluvia que se llevó a amigos, familiares y decenas de hogares.

El movimiento independentista de Puerto Rico se ha exaltado en las últimas décadas, no solo como líder en cuanto al género urbano musical, sino también en otras áreas. Puerto Rico no solo mueve la industria del reguetón, sino que farmacéuticas de todo el mundo han elegido el archipiélago como punto de apoyo para distribuir todo tipo de medicamentos. Pfizer, Johnson & Johnson y Roche son solo algunos ejemplos, pues en todo el archipiélago hay plantas de al menos 12 de las 20 farmacéuticas más relevantes del planeta, según IndustryWeek.
Este mismo movimiento se ha querido representar en los ya nombrados álbumes de música urbana, que han teñido la industria musical con tonos independentistas. De los últimos guiños que han podido surgir en el género, destacan canciones como Guabansexxx, publicada por Rauw Alejandro en este mismo 2025, donde se interpretan los barriles de bomba como parte de una reivindicación cultural de la cultura puertorriqueña y, que efectivamente hace referencia a la diosa taína del caos, a quienes los nativos asociaban con la destrucción provocada por los huracanes. Como dato curioso, las ilustraciones de esta misma deidad, han inspirado a occidente para crear el símbolo de los huracanes.


Por otra parte, la canción que más controversia ha podido causar en la sociedad caribeña y americana es la titulada LO QUE LE PASÓ A HAWAii, la canción número catorce del álbum DeBÍ TiRAR MáS FoTOS publicado por Bad Bunny en este mismo año. En esta canción se han tocado temas sensibles de forma directa e indirecta, como la necesidad de los puertorriqueños de migrar a pesar del amor por su tierra natal o la corrupción del gobierno de la isla que preocupan a los isleños de a pie.
Los derechos de los ciudadanos han sido mellados y la calidad de la isla ha disminuido con el paso del tiempo, haciendo que los jóvenes piensen ya de primera mano en salir de su isla natal antes que en seguir sus estudios en aquel sitio que les dió calor en cuna caribeña.
Es de gran importancia que tengamos en cuenta el terror colonial que sigue acechando a los puertorriqueños, quienes ya avivan la llama de la lucha interna en contra del mismo. Existen a día de hoy organizaciones como “Boricuas Unidos en la Diáspora”, quienes buscan apoyos políticos para frenar este terror hasta que el gigante monstruo se haga más pequeño y se le pueda hacer por fin frente como un pueblo unido, independiente y sobre todo LIBRE.

Imagen de La Resistencia PR. Contraste del videoclip de la canción “NUEVA YoL” y las protestas independentistas del 25 de octubre de 1977. Fuente: Facebook




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