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The Midnight Gospel

Midnight Gospel es una miniserie animada creada por Duncan Trussel y Pendleton Ward. A pesar de que el hecho de que sea animada pueda hacerla parecer más infantil esta serie trata cuestiones existenciales en todos sus capítulos, añadiendoles un toque de humor que ayuda a seguir el hilo de las historias

El protagonista, Clancy, decide crear un “spacecast”, viajando por distintos universos entrevistando a gente sobre temas que van desde la psicodelia, el mindfulness falso e incluso la muerte. Las conversaciones que aparecen en la serie están basadas en conversaciones reales del podcast “The Duncan Trussell Family Hour”; y a pesar de que en la serie ocurren una serie de acontecimientos sin sentido e impactantes, realmente todo se reduce a una conversación entre dos personajes. 

La clave de la serie es que todas esas criaturas extrañas entrevistadas, son personas reales expertas en sus campos. Por ejemplo en el segundo episodio, Clancy entrevista a una perra-cierva gigante mientras van en camino de una especie de matadero futurista. Este personaje es realmente Anne Lammot, una novelista y ensayista norteamericana que habla sobre sus experiencias reales al haber superado un cáncer.

Lo cierto es que esta serie no termina con una verdadera respuesta, pues todos los temas que se tratan no tiene una verdadera respuesta definitiva. Aun así es una serie que te hace reflexionar sobre cuestiones que a todos nos han dejado sin dormir alguna vez.

Uno de los temas en el que más profundizan es la muerte, y personalmente es mi reflexión favorita de la serie. La única certeza que tenemos en la vida es que todos vamos a morir algún día. A pesar de ser un hecho que en el fondo todos sabemos, la sociedad ha convertido la muerte en una especie de tabú. Sin embargo, en The Midnight Gospel, la muerte no está presente como un final trágico sino como un proceso de comprensión. Especialmente en el episodio final de la serie, en el que Clancy conversa con su madre muerta mientras repasan el recorrido de la vida, desde que uno nace hasta que muere.

La animación, caótica cuanto menos, actúa como una especie de espejo del proceso de morir, es confusa e impredecible. Mientras las imágenes se mueven constantemente representando situaciones sin sentido aparente, los personajes hablan sobre el significado de dejar ir. Dentro de la combinación del caos visual y la serenidad de la conversación se encuentra el mensaje central; la muerte no debería ser un enemigo, sino algo natural que forma parte del ser humano. 

Fotograma de la película
Fotograma de la serie

Lo más impactante de este episodio es que la voz que hace de la madre es realmente la madre de Duncan, en un podcast que grabó en 2013, tres semanas antes de morir. De hecho en este último episodio la madre de Clancy se dirige a él como Duncan, derrumbando por completo la cuarta pared y dando a entender que esta serie va más allá de la ficción. 

De esta manera, dentro de todos estos episodios que parecen no tener un sentido concreto, vemos como todas las conversaciones que ha mantenido Clancy han sido un proceso de preparación para ese último episodio que termina por darle algo de sentido a esta extraña historia. 

Algo también a destacar de este episodio es como se habla del amor. En la escena final Clancy, con lágrimas en los ojos, le dice a su madre que la quiere muchísimo, a lo que su madre responde “Yo también te quiero, y Duncan, ese tipo de amor no se va a ninguna parte. Puede que yo deje este plano de existencia más pronto que tarde, pero ese amor no se va a ninguna parte”. Así termina el diálogo de la serie, potenciando el último mensaje que pretende transmitir; que debemos aceptar la muerte por mucho que nos pueda doler, y que hay cosas que incluso con la muerte no llegan a perderse nunca. El amor no se va nunca.

De esta manera, una serie que de primeras puede parecer estúpida y con episodios tan desconcertantes que son difíciles de explicar con palabras, termina siendo una serie muy trascendental que puede vivirse como un proceso de reflexión personal. Esta serie nos recuerda que hablando de la muerte, hablamos a la vez de la vida; y la forma tan especial de llevar este tema, mediante el humor, y con una ternura y una estética tan bonita e inusual, consigue añadirle una belleza única a esta despedida. En cierto modo, The Midnight Gospel no es solo una reflexión sobre la muerte, sino una celebración de lo que significa estar vivos.


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